domingo, 30 de junio de 2013

Nous.

Los labios se me resquebrajan de no besarte, la espalda duele si no acaricias las alas.

No quería volver a mi maraña de letras pero a ti se te enredan solas en el pelo, y eso del viento que le da vida y tus canas me trepan por la nuca. Y aquello de la miel y tus ojos. La miel y mis labios. Y esto de saber y no saber, de querer queriendo y sin querer. Y esta que está escribiéndote en cuclillas, que es más esta si estás tú, que se pierde si te vas. Y este universo de pestañas que me hacen cosquillas si respiran. Y los delfines también vuelan. Y el cielo, que está recién dibujado en la arena con comienzo de rayuela, la pata coja de izquierda, los ocho saltos y la milésima de tiempo surcando el mundo antes de tocar el cielo. 






















 


"Estar de gris y ser de rosa."



  Lenove
© All rights reserved.

martes, 11 de junio de 2013

Arrugas.






Los recuerdos olvidados que quedan entre las arrugas, las miradas que hablan de vidas pasadas y presentes, la forma de sentarse, el dolor de pies, la voz rasgada y eternamente dulce.




Retrato de mis tíos-abuelos, dos hermanos que comparten una vida.






 Lenove 
© All rights reserved.

Fotografías hechas a medias.




Cuando la inspiración es doble una fotografía consta de cuatro manos, cuatro ojos y dos puntos de vista.

Gracias, Marco Beyermann.

Zantedeschia aethiopica







Delicadeza que puede romper lo irrompible. Luz de luna hecha pétalo.





Fotografía: Lenove
© All rights reserved.

lunes, 10 de junio de 2013

Dust in the wind.



De cuando los cambios se imponen, y todo cae. Y se deshace.


Y todo muere.




Fotografía: Lenove
© All rights reserved.

domingo, 9 de junio de 2013

El viento como necesidad vital.



Cuando las rachas de viento nos visitan yo vuelo.
Y dejo que el viendo me lleve, que el viento me haga, que me traiga, y me pierda.

-A veces- hasta dejo que me encuentre.




Fotografía: Lenove
© All rights reserved.

Ojalá que se llame Amapola.


De cuando mis bosques metafísicos, son bosques de amapolas. Y yo, una hormiga.
[...]
Y me pierdo.














Fotografía: Lenove
© All rights reserved.

Aracne.


[...] Compadecida, Atenea la sujetó para que no se ahogase, tras lo cual la maldijo, a ella y a su futura progenie a colgar de aquella manera y tejer durante toda su vida. Los brazos y las piernas de Aracne comenzaron entonces a encogerse, mientras que los dedos de sus manos se alargaban. Al mismo tiempo, su cuerpo se hinchó, y una capa de pelo corto y negro la cubrió por completo. La soga se transformó en un hijo de seda que le salía del abdomen. Cuando la transformación terminó, Aracne colgaba del techo convertida en una pequeña araña.



Fotografía: Lenove
© All rights reserved.

Presentaciones.





" Está en cualquier buen tratado de filosofía -dijo tímidamente Gregorovius, que había hojeado entomológicamente las carpetas y parecía medio dormido-. No se puede revivir el lenguaje si no se empieza por intuir de otra manera casi todo lo que constituye nuestra realidad. Del ser al verbo, no del verbo al ser.
Intuir -dijo Oliveira- es una de esas palabras que lo mismo sirven para un barrido que para un fregado. No le atribuyamos a Morelli los problemas de Dilthey, de Husserl o de Wittgenstein. Lo único claro en todo lo que ha escrito el viejo es que si seguimos utilizando el lenguaje en su clave corriente, con sus finalidades corrientes, nos moriremos sin haber sabido el verdadero nombre del día. Es casi tonto repetir que nos venden la vida, como decía Malcolm Lowry, que nos la dan prefabricada. También Morelli es casi tonto al insistir en eso, pero Etienne acierta en el clavo: por la práctica el viejo se muestra y nos muestra la salida. ¿Para qué sirve un escritor sino para destruir la literatura? Y nosotros, que no queremos ser lectores-hembra, ¿para qué servimos sino para ayudar en lo posible a esa destrucción? 
¿Pero y después, qué vamos a hacer después? -dijo Babs. 
Me pregunto -dijo Oliveira-. Hasta hace unos veinte años había la gran respuesta: la Poesía, ñata, la Poesía. Te tapaban la boca con la gran palabra. Visión poética del mundo, conquista de una realidad poética. Pero después de la última guerra, te habrás dado cuenta de que se acabó. Quedan poetas, nadie lo niega, pero no los lee nadie 
No digas tonterías-dijo Perico-. Yo leo montones de versos. 
Claro, yo también. Pero no se trata de los versos, che, se trata de eso que anunciaban los surrealistas y que todo poeta desea y busca, la famosa realidad poética. Creeme, querido, desde el año cincuenta estamos en plena realidad tecnológica, por lo menos estadísticamente hablando. Muy mal, una lástima, habrá que mesarse los cabellos, pero es así. 
A mí se me importa un bledo la tecnología -dijo Perico-. Fray Luis, por ejemplo... 
Estamos en mil novecientos cincuenta y pico.
Ya lo sé, coño. 
No parece."


Cortázar, Rayuela.



Fotografía: Lenove
© All rights reserved.